Desde el surgimiento del Internet, la conectividad de las personas ha crecido exponencialmente, y esto ha permitido encontrar oportunidades de negocio dónde antes no las había, revolucionando algunos de los mercados tradicionales. La renta propiedades, en este caso de vivienda, es uno de los que más han tenido la oportunidad de encontrar nuevos mercados y nuevos clientes.
La oferta de renta de vivienda es uno de los factores que siempre se encuentran presentes en las ciudades, tanto en las zonas de incorporación de nueva vivienda, como en la zona consolidada y en los barrios tradicionales de la ciudad. El valor de la renta tiene muchos factores que lo afectan y delimita zonas con mayor valorización que otras; uno de ellos es la transformación de la vivienda a giros comerciales y de servicios, también conocido como terciarización.
La terciarización de zonas habitacionales reduce el tamaño del mercado de la vivienda en zonas céntricas. Una de las maneras en que la conectividad permitió mejorar el alcance, fue la aparición de espacios en renta, principalmente de alojamiento de estancia corta.
Mediante el surgimiento de aplicaciones y sitios web se ha generado una competencia al alojamiento tradicional; la aparición de empresas intermediarias que publicitan las opciones de renta y permiten la interacción entre propietarios y arrendadores, lo que creó la posibilidad de brindar alojamiento sin el establecimiento formal de hoteles.
Lo anterior, sumado a los cambios laborales post-pandemia, con el afianzamiento de los nómadas digitales que no dependen de una ubicación específica para el desarrollo de sus actividades, generó un crecimiento en la ocupación de rentas por aplicaciones y rentas de periodos cortos, atrayendo un sector migrante con mayor poder adquisitivo a zonas que se encuentran con algún proceso de gentrificación.
Sin embargo, la renta por aplicación ha comenzado un nuevo proceso de transformación en zonas de renta tradicional, directamente se incrementó el precio de la renta. Según datos de Trovit, en promedio, en la Ciudad de México la renta de vivienda por aplicación ha elevado las rentas un 57% y en algunas zonas hasta 142%1.
Esto ha repercutido en un desplazamiento de la población de las zonas centrales, el encarecimiento de la renta y la terciarización de los edificios tradicionales para ofrecer espacios de renta por aplicación, genera que las personas desplazadas por los incrementos, busquen nuevas zonas con precios de vivienda y de renta más accesibles.
Tal es el caso de la Delegación Miguel Hidalgo de la Ciudad de México, donde los precios de las rentas se ven disparados ante la posibilidad de nuevos ocupantes extranjeros, lo que desplaza a la población residente hacia nuevas zonas con precios de renta más accesibles. Esta población desplazada cambia la dinámica de las zonas a las que llega en búsqueda de mejores condiciones de habitabilidad y se repite el ciclo en el desplazamiento de la población con menos ingresos.
El panorama luce complicado para la vivienda en los centros de las ciudades, haciendo necesaria una regulación, no solo del servicio de rentas por aplicación y del precio de la renta, sino, en el valor del suelo y la regulación de las rentas con mecanismos que permitan ofertar espacios para personas de distintos niveles socioeconómicos.
Se requiere crear una regulación a los precios del suelo que permita hacer viable económicamente el desarrollo de vivienda social, establecer instrumentos como los implementados por el Ayuntamiento de Barcelona: la creación de “bolsas de vivienda en alquiler social” para así incrementar el número de vivienda en arrendamiento que sea accesible; regular los precios del mercado al mantener una oferta con un valor constante y mecanismos para el financiamiento desarrollados por entidades para la vivienda.
En México, la competencia en el mercado inmobiliario, actualmente, no cuenta con una regulación. El desplazamiento de la vivienda a zonas periféricas cada vez genera una mayor valorización del suelo al interior de la ciudad y pone en aprietos a los propietarios ante la posibilidad de una mejora en los ingresos.
Sin embargo, al no contar con mecanismos para capitalizar la valorización de sus predios, la posibilidad de vender o rentar a comercios y viviendas de alquiler mediante aplicación, es latente y acelera los procesos de abandono de vivienda en los centros de las ciudades.
Referencias: